La transfusión de sangre es un procedimiento médico rutinario; en la mayoría de los casos, las transfusiones son necesarias para poder salvar vidas. Las razones por la que un paciente puede llegar a necesitar una transfusión pueden ser varias: una lesión con perdida de sangre, una intervención quirúrgica, un sangrado interno tras averiguar niveles bajos de hemoglobina en la sangre, etc.
La sangre es tejido vivo formado por líquidos y sólidos. Entre sus componentes se encuentran:
- Los glóbulos rojos que transportan el oxígeno a los tejidos corporales y lo intercambian por dióxido de carbono, el cual es transportado y eliminado por los pulmones;
- Los glóbulos blancos, que ayudan al cuerpo a combatir infecciones e enfermedades;
- El plasma, la parte líquida de la sangre que contiene agua, sales y proteínas. Más de la mitad del cuerpo es plasma;
- Las plaquetas, o sea células sanguíneas (llamadas trombocitos) que ayudan a que la sangre coagule adecuadamente. También se ocupan de detener el sangrado.
A día de hoy (aunque ya en contadas ocasiones) las negligencias por transfusiones sanguíneas tienen su origen en el contagio del VIH o hepatitis. En la actualidad, el problema principal es el denominado “efecto ventana” que viene a definir el periodo de tiempo que transcurre entre que el paciente se infecta y su organismo reacciona.
Algunas reacciones (graves) relacionadas con las transfusiones de sangre y que puede acarrear una actuación médica negligente son las siguientes:
- Reacción hemolítica inmune aguda: El sistema inmunitario ataca los glóbulos rojos transfundidos debido a que el grupo sanguíneo del donante no coincide con el del receptor. Las células atacadas liberan una sustancia en la sangre que daña los riñones.
- Reacción hemolítica retardada: Similar al anterior, pero los síntomas tardan más en manifestarse. Esto se debe a que la disminución en los niveles de glóbulos rojos puede tardar de una a cuatro semanas en reflejarse.
- Enfermedad del injerto contra el huésped: En este caso, los glóbulos blancos transfundidos atacan la médula ósea. A menudo esta enfermedad puede producir la muerte del paciente y es más probable que afecte a personas con un sistema inmunitario gravemente debilitado.
Algunas de las causas que pueden provocar una negligencia médica son:
- Etiquetar erróneamente las muestras de sangre;
- No analizar debidamente las muestras antes de su transfusión;
- Proceso incorrecto a la hora de transfundir la sangre.
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