Deficiente administración de la anestesia y mala supervisión en reanimación

Los profesionales de la salud realizan una labor extremadamente delicada, que se agradece no sólo en general sino también en particular, cuando dejamos nuestro bienestar, o el de un ser querido, en sus manos. Por supuesto, esto no quiere decir que las cosas siempre salgan como se espera, siendo más habitual de lo deseable los casos en los que se produce una mala praxis que obliga a tomar cartas legales en el asunto. 

Por ello, en esta ocasión queremos detenernos en tratar una de las negligencias médicas más graves que se producen en los complejos hospitalarios. Hablamos de la deficiente administración de anestesia y mala supervisión en reanimación.

Y nos centramos en la severidad de esta mala praxis porque, a diferencia de otras, muchas veces quien la sufre no corre riesgo alguno de vida previamente a la intervención médica, por lo que la acción profesional acaba siendo decisiva para que el afectado termine con secuelas físicas importantes, o bien con su propia muerte.

 

¿En qué consisten la deficiente administración de la anestesia y la mala supervisión en reanimación?

En general, estas reclamaciones que llegan de forma habitual a los despachos de abogados para negligencias médicas, cuentan con un fuerte interés por parte de las víctimas puesto que, de probarse la negligencia médica, las indemnizaciones que recibe el damnificado son una de las más altas que se pueden obtener.

Si bien todos somos conscientes del riesgo que implica el inyectar anestesia a un paciente (ya sea total o parcial) y se firman consentimientos antes de proceder a la operación, en los que se suele excluir a los médicos y a los anestesistas de las responsabilidades de una complicación, tienes derecho a reclamar una compensación económica justa si se produce algún tipo de negligencia, y no hay motivos ni razones por las que no debas hacerlo.

Para distinguir una negligencia médica de una dificultad propia del tratamiento, hay que plantearlo del siguiente modo: si los problemas de salud pudieron haberse evitado con una atención médica idónea, entonces cabe efectivamente la acusación de mala praxis, que debe ejecutar nuestro representante legal.

 

¿Cuáles son las causas de estos errores?

Las explicaciones o los “por qué” de estas negligencias médicas pueden ser muy diversos, pero más allá de los errores que se cometen cuando todo el proceso anterior ha sido acertado, hay circunstancias en las que los fallos comienzan algunos días antes, cuando se está preparando la intervención. No son pocas las malas praxis provocadas por una mala investigación del historial clínico de los pacientes.

Lo mismo con la reanimación, una acción que debería ser sencilla para alguien acostumbrado a ella, pero que puede verse empañada por la ausencia del profesional en el momento de la operación, por la mala aplicación de las técnicas de recuperación del paciente, o por la falta del equipo necesario.

Cualquiera de estas situaciones es suficiente para llevar a cabo la denuncia correspondiente contra los médicos que intervinieron en la operación, solicitándole a un abogado con experiencia en materia que recabe todas las pruebas que pudieran demostrar el acto negligente, con la intención de obtener una indemnización por negligencia médica acorde al daño sufrido.

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