La episiotomía, una intervención quirúrgica relativamente común durante el parto, consiste en realizar una incisión en el perineo (la zona entre la vagina y el ano) para facilitar la salida del bebé.
Aunque su objetivo es evitar desgarros graves y acelerar el proceso del parto, su uso debe ser justificado y realizado con precisión, ya que una episiotomía mal realizada puede acarrear consecuencias físicas y psicológicas duraderas para la madre. Cuando esta intervención no se efectúa con la debida atención o en circunstancias médicas apropiadas, hablamos de negligencia médica, cuyas secuelas pueden ser devastadoras.
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La episiotomía: indicaciones y riesgos inherentes
Durante décadas, la episiotomía fue un procedimiento rutinario en muchos partos vaginales, con la creencia de que prevenía desgarros irregulares y complicaciones para el bebé. Sin embargo, la evidencia científica ha demostrado que una episiotomía innecesaria puede causar más daños que beneficios. La Organización Mundial de la Salud (OMS) y otras entidades médicas recomiendan que su uso se limite a situaciones específicas, como en partos donde el bebé presenta signos de sufrimiento fetal o en casos de partos instrumentales (como el uso de fórceps).
El riesgo inherente de la episiotomía es que, al tratarse de una incisión quirúrgica, puede dar lugar a complicaciones si no se realiza correctamente o si se lleva a cabo sin justificación médica. Estas complicaciones pueden ser tanto físicas como emocionales, afectando significativamente la calidad de vida de la madre tras el parto.
Consecuencias físicas de una episiotomía mal realizada
Una episiotomía mal ejecutada puede provocar una serie de problemas físicos que pueden requerir intervenciones adicionales y prolongar el proceso de recuperación postparto:
- Infecciones: Como con cualquier intervención quirúrgica, la episiotomía conlleva un riesgo de infección. Una técnica inadecuada o un mal manejo postoperatorio pueden resultar en infecciones graves que, en casos extremos, podrían diseminarse a otras partes del cuerpo y poner en riesgo la vida de la paciente.
- Dolor crónico: La mala cicatrización o la formación de cicatrices queloides pueden generar dolor persistente en la zona perineal. Este dolor puede interferir con actividades diarias como sentarse, caminar o mantener relaciones sexuales, afectando la vida personal y la autoestima de la mujer.
- Desgarros graves: Una episiotomía realizada sin la debida precisión puede extenderse más allá de lo previsto, provocando desgarros de tercer o cuarto grado que afectan no solo el tejido vaginal, sino también los músculos del esfínter anal. Estos desgarros son especialmente graves y pueden llevar a problemas de incontinencia fecal y dolor crónico.
- Disfunción sexual: La alteración de la anatomía perineal y vaginal por una episiotomía mal realizada puede afectar la función sexual de la mujer, provocando dispareunia (dolor durante el coito) o disminución del placer sexual, lo que puede repercutir negativamente en la relación de pareja y en la salud mental de la madre.
- Incontinencia urinaria o fecal: El daño a los músculos del suelo pélvico o al esfínter anal durante una episiotomía puede conducir a problemas de incontinencia, una afección que puede ser extremadamente debilitante y embarazosa, perjudicando la calidad de vida de la paciente de manera significativa.
Consecuencias psicológicas y emocionales
Las consecuencias de una episiotomía mal realizada no son solo físicas. Muchas mujeres experimentan un impacto emocional profundo después de una intervención fallida. El parto es un momento crucial y altamente emocional en la vida de una mujer, y cualquier complicación puede dejar cicatrices psicológicas duraderas.
- Trauma psicológico: Sufrir una complicación durante el parto puede desencadenar trastornos de estrés postraumático (TEPT). Las madres pueden revivir constantemente la experiencia traumática, lo que puede afectar a su bienestar emocional y a su capacidad para vincularse con su bebé.
- Depresión postparto: El dolor crónico y las complicaciones físicas pueden contribuir al desarrollo de la depresión postparto. La sensación de pérdida de control sobre su cuerpo, junto con la frustración de no poder cuidar de su bebé como se espera, puede llevar a la madre a un estado de ánimo bajo persistente, ansiedad y sentimiento de incompetencia.
- Impacto en la relación de pareja: Los problemas físicos y emocionales derivados de una episiotomía mal realizada también pueden afectar la relación de pareja. La disfunción sexual, combinada con el estrés emocional, puede crear una barrera entre la madre y su pareja, causando tensión y malestar en la relación.
Negligencia médica y la búsqueda de justicia
Como veníamos diciendo, una negligencia médica en el parto puede tener consecuencias duraderas y significativas para la madre. En España, la negligencia médica se define como la falta de cumplimiento de los estándares médicos aceptables que resultan en daño al paciente. Cuando una episiotomía se realiza de manera inapropiada o sin justificación médica, y esto resulta en daño, la madre tiene derecho a buscar reparación legal.
Las reclamaciones por negligencia médica pueden incluir la solicitud de indemnización por daños físicos y emocionales, gastos médicos adicionales, pérdida de ingresos debido a la incapacidad para trabajar y otros daños sufridos. Es esencial que la madre afectada, documente exhaustivamente sus síntomas y complicaciones, y que busque la asesoría de un abogado en negligencias médicas para evaluar su caso.