El desprendimiento de placenta es una complicación obstétrica grave que puede poner en peligro tanto la vida de la madre como la del feto. Esta condición, también conocida como abruptio placentae, ocurre cuando la placenta se separa de la pared uterina antes del parto, interrumpiendo el suministro de oxígeno y nutrientes al feto. Aunque el desprendimiento de placenta es relativamente raro, puede tener consecuencias devastadoras si no se trata rápidamente. En este artículo, exploraremos las causas subyacentes de esta complicación y cómo se puede abordar desde el punto de vista médico y legal.
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Hipertensión arterial y preeclampsia
Una de las principales causas del desprendimiento de placenta es la hipertensión arterial, especialmente cuando se presenta en combinación con preeclampsia, una condición caracterizada por presión arterial alta y niveles anormales de proteína en la orina después de la semana 20 de embarazo. La hipertensión arterial puede provocar el estrechamiento de los vasos sanguíneos uterinos, lo que reduce el flujo sanguíneo a la placenta y aumenta el riesgo de desprendimiento.
Traumatismos abdominales
Los traumatismos abdominales, ya sean causados por accidentes automovilísticos, caídas o golpes, pueden provocar el desprendimiento de placenta al causar un repentino aumento de presión en el abdomen. Esto puede romper los vasos sanguíneos que irrigan la placenta, lo que lleva a su separación prematura de la pared uterina. Es importante que las mujeres embarazadas eviten situaciones de riesgo que puedan provocar traumatismos abdominales y buscar atención médica inmediata en caso de sufrir algún tipo de lesión.
Consumo de alcohol, tabaco o sustancias estupefacientes,
El consumo de sustancias estupefacientes durante el embarazo, aumenta significativamente el riesgo de desprendimiento de placenta. Estas sustancias pueden provocar la constricción de los vasos sanguíneos uterinos y causar daño directo a la placenta, lo que aumenta la probabilidad de desprendimiento.
El tabaquismo y el consumo de alcohol durante el embarazo también se han asociado con un mayor riesgo de desprendimiento de placenta. Estas sustancias pueden afectar negativamente la función de los vasos sanguíneos uterinos y reducir el flujo sanguíneo a la placenta, aumentando así el riesgo de separación prematura.
Polihidramnios y embarazos múltiples
El polihidramnios, una condición caracterizada por un exceso de líquido amniótico en el útero, y los embarazos múltiples, como gemelos o trillizos, también pueden aumentar el riesgo de desprendimiento de placenta. El exceso de líquido amniótico puede ejercer presión sobre la placenta, aumentando la probabilidad de separación prematura, mientras que los embarazos múltiples pueden estirar los tejidos uterinos y aumentar el riesgo de traumatismo durante el parto.
Para prevenir el desprendimiento de placenta, así como otras complicaciones o patologías relacionadas con el embarazo y parto, es importante que las mujeres embarazadas reciban atención prenatal adecuada y eviten factores de riesgo conocidos. Además, es fundamental buscar atención médica urgente para minimizar el riesgo de complicaciones graves.
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