Lamentablemente, a pesar de lo mucho que ha avanzado la ciencia y de los protocolos implantados para prevenir las negligencias médicas, éstas siguen ocurriendo, con un impacto definitivo sobre aquellos pacientes afectados por un mal diagnóstico, tratamiento y/o intervención quirúrgica.
Por supuesto, son muchos los trastornos que pueden citarse dentro de esta problemática general, aunque hoy queremos detenernos en uno de los más comunes, y también de los más graves. Estamos hablando de la parálisis braquial obstétrica.
La parálisis braquial obstétrica hace referencia a una serie de lesiones que se generan en los nervios periféricos, como resultado de maniobras de tracción demasiado bruscas en todos aquellos partos de tipo distócicos o “parto obstruido”, en los que hace falta la intervención del personal de salud para que el bebé nazca en buenas condiciones, y no se comprometa su estado ni el de la madre.
Las estadísticas indican que la mayor parte de los niños que pasan por este proceso en el nacimiento no sufren consecuencias durante su desarrollo, recuperándose por si sólos en unas pocas semanas. Aunque lamentablemente también se producen casos que evidencian limitaciones funcionales severas, además de deformidades óseas, dificultades para usar las articulaciones, u otras complicaciones físicas que les acompañarán de por vida.
¿Qué hacer ante una parálisis braquial obstétrica?
Si tú o alguien de tu familia han atravesado estas duras circunstancias, deben saber que es urgente ponerse en contacto con un abogado especialista en reclamaciones por negligencias médicas. Estos expertos se especializan en llevar ante la Justicia errores irreparables como el que hoy atendemos, asegurándole a los progenitores que reciban una indemnización acorde a los daños padecidos, procurando que de esta manera puedan ofrecerle a su hijo la mejor calidad de vida posible, atendiendo al cuadro clínico.
Sin ir más lejos, a veces es imperioso realizar operaciones al niño durante sus primeros años para tratar fracturas o luxaciones de huesos; además de terapias conservadoras y de rehabilitación, que serán vitales para que pueda ser relativamente independiente en el futuro.
Todos estos escenarios, además de requerir de un obvio acompañamiento psicológico, suponen ingentes gastos económicos que pueden aliviarse cuando un juez resuelve en favor de las víctimas, obligando a la parte demandada a que compense económicamente los daños físicos ocasionados.
Otra cuestión a considerar es que las reclamaciones deben hacerse en el menor tiempo posible. No hay que dejar pasar ni un día, porque cada segundo reduce las probabilidades de alcanzar una indemnización a la altura de la negligencia médica ocasionada en el parto, dado que toda la información del caso, que pudiera ser incorporada como prueba a la causa, es más compleja de recabar a medida que pasa el tiempo. Sin obviar que existen plazos legales para estas demandas, por lo que es conveniente actuar cuanto antes (más información). Sumado todo ello a que las administraciones sanitarias suelen estar más protegidas por las leyes que otras, lo que convierte en fundamental actuar contra el médico y la entidad pública o privada de inmediato.
Éste es específicamente el modo en el que debe manejarse cualquier familia que acaba de pasar por semejante trance, siempre en la búsqueda de la máxima reparación posible del daño ocasionado con el fin de mejorar la vida, presente y futura, de su pequeño.