El ictus es un accidente cerebro vascular que afecta a un alto porcentaje de personas a lo largo de su vida. A diferencia de otros episodios, tras el primer ictus las probabilidades de sufrir un segundo evento similar aumentan considerablemente, más allá de que hay medidas preventivas a fin de reducir esos porcentajes.
Esta alteración súbita del riego sanguíneo, cuya consecuencia más inmediata y letal son los posibles daños neurológicos, puede dejar secuelas tanto temporales como permanentes, según la gravedad del cuadro clínico. Por lo tanto, es imperioso que el ictus sea detectado y diagnosticado sin demora, y que se realicen los estudios que permiten determinar cuál es la causa del mismo, para así iniciar un tratamiento que vaya contra esa predisposición.
Los ictus, como se suele denominar a los diferentes tipos de accidentes cerebrovasculares, independientemente de qué los ha provocado, abarcan la trombosis, la embolia, el derrame cerebral y otros eventos con ciertos parecidos.
¿Se puede repetir un ictus?
La tasa de recurrencia del ictus es alta de por sí, y se debe a que las causas de riesgo siguen estando presentes. Factores como la edad, condiciones médicas preexistentes y hasta la carga genética producto de la herencia suponen un peligro claro, y no se puede intervenir en ellas. Pero hay otras que sí están a nuestro alcance.
La alimentación, la exposición al estrés y la ansiedad, los malos hábitos como el alcohol y el tabaco, la obesidad, etc., son algunos de los factores en los que detenerse para mejorar la calidad de vida.
¿Qué pasa con la mala praxis en torno al ictus?
Evitar las secuelas más severas de un ictus dependerá entonces tanto de la prevención como de la correcta actuación profesional ante un evento que se ha desencadenado, y aquí es donde entran en juego las negligencias médicas.
Al ser un episodio que requiere de atención urgente, cualquier error del equipo médico puede ser tomado como una mala praxis, y de ahí las frecuentes denuncias contra centros y clínicas por negligencias médicas en relación al ictus. Ya sea por la falta de diligencia del encargado médico del paciente como por la falta de recursos del establecimiento, los casos de mala praxis en ictus se han multiplicado en los últimos tiempos, y con ellos las reclamaciones ante la justicia.
Esta patología tiene que ser diagnosticada y tratada de forma precoz para asistir al paciente como fuera debido, aumentando la esperanza de que recupere todas sus funciones, no sólo totalmente sino también prontamente.
La experiencia nos ha enseñado que pueden darse fallos médicos, como la no activación del código ictus, la omisión de la exploración neurológica o de derivación a neurología, la falta de tomas de tensión arterial, la confusión sintomatológica, el diagnósticos equivocados y otras tantas situaciones que no hacen más que agravar la condición física del paciente.
¿Qué hacer ante una negligencia médica en ictus?
En el preciso instante en el que tengas alguna sospecha de una negligencia médica en la atención y tratamiento de esta clase de episodios, tienes que ponerte en contacto con nuestro despacho. Desde Hidalgo Fernández Abogados, estamos acreditados en Derecho Sanitario y de la Salud y contamos con dedicación exclusiva en asuntos relacionados a las negligencias, un conocimiento del sector que puede ser clave a la hora de reclamar una indemnización por negligencia médica.