¿Qué puede suponer para el paciente una evaluación preanestésica incorrecta?

Una evaluación preanestésica, como su propio nombre indica, es el estudio que precede a la administración de una anestesia, con el objetivo de determinar factores de riesgo para el paciente y, así, evitar complicaciones durante la intervención. En la mayoría de los casos requiere la colaboración de diferentes especialistas: anestesiólogos, cirujanos, internistas, enfermeros y servicios de apoyo.

Objetivos generales de una evaluación preanestésica

  • Recopilar información médica sobre el paciente. Realizar las interconsultas (consultas entre profesionales de diferentes especialidades médicas) que sean necesarias y contar con los exámenes de laboratorio pertinentes para determinar el riesgo perioperatorio (con el término “perioperatorio” nos referimos a las tres fases del proceso quirúrgico: preoperatorio, transoperatorio y postoperatorio).
  • Optimizar las condiciones médicas del paciente y desarrollar un plan anestésico y postoperatorio.
  • Educar al paciente, reducir su ansiedad, ayudarlo a decidir ante diferentes alternativas anestésicas y a manejar posibles molestias o dolores en el postoperatorio.
  • Abrir una instancia ética de relación con los pacientes y sus familiares, con el fin de respetar su autonomía y resolver los casos difíciles de la mejor forma posible.

Una evaluación preanestésica incorrecta puede dar lugar a una reclamación por negligencia médica.

Para no incurrir en mala praxis médica, es recomendable tener en cuenta lo siguiente:

  • La evaluación preanestésica debe ser realizada por el anestesiólogo (o anestesista) que estará presente durante la intervención.
  • Las indicaciones para el día de la cirugía deben ser claras y completas: horas de ayuno, medicación a mantener y a suspender, etc.
  • Ningún paciente ni procedimiento se encuentra exento de riesgos y es fundamental que el paciente sea consciente de ello.
  • El consentimiento informado anestésico debe ser específico e independiente del quirúrgico.
  • El historial médico debe ser completo y detallado y la evaluación preanestésica debe formar parte de la historia clínica única del paciente.

Ante un caso de daño presumiblemente anestésico, el profesional deberá demostrar que cumplió con las diligencias que requería la situación y, debido a las complicaciones posibles y previsibles, debe quedar reflejado que lo hizo con la prudencia exigible a un profesional de la misma especialidad y bajo las mismas circunstancias. 

Dentro de lo exigible se encuentra una adecuada evaluación y preparación anestésica que tiene que estar registrada por escrito en la historia clínica.

¿Cuáles son los errores médicos más comunes en quirófano?

  • Rotulación inadecuada de la jeringa;
  • Múltiples jeringas y ámpulas en la mesa de trabajo del anestesiólogo;
  • Errores en la preparación de diluciones y en la programación de las bombas de infusión;
  • Confusión de jeringas ;
  • Falta de comunicación entre quien prepara el medicamento y quien lo administra; 
  • Falta de conocimiento de la farmacología de los medicamentos anestésicos empleados;
  • Falta de capacitación, no verificación ni doble cotejo;
  • Fatiga, estrés extremo e incapacidad física de los especialistas para llevar a cabo su cometido.

De darse uno o más de estas situaciones, el resultados por el paciente podría ser:

  • Nada;
  • Morbilidad (presentación de una enfermedad o de los síntomas de una enfermedad) menor;
  • Morbilidad intermedia;
  • Morbilidad mayor;
  • Fallecimiento del paciente.

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